El pasado miércoles 9 de octubre de 2013, en el Aula Magana
del Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo, Rosa Navarro Durán ofreció
una conferencia bajo el título “Anónimos con nombre y apellido”. Presentó a la
conferenciante el profesor José Luis García Martín.
La doctora Rosa Navarro ha dedicado sus últimos años a
indagar en la autoría de obras hasta el momento consideradas anónimas. Gracias
a sus investigaciones ha conseguido atribuir a Alfonso de Valdés una obra tan
importante como El Lazarillo de Tormes.
La conferencia del pasado miércoles se centró en la
atribución de dos obras: en primer lugar la Fábula de Alfeo y Aretusa y en
segundo lugar la novela de caballerías Curial y Güelfa.
La primera es un poema de casi mil versos que Gerardo Diego
encontró en 1919 en la bilbioteca de Menéndez Pelayo y al que le faltan las dos
primeras hojas, por lo que no aparecía en el manuscrito ni autor ni título.
Gerardo Diego lo transcribió pero no
llegó a publicarlo. Investigando el poema, Navarro Durán llega a la conclusión
de que el autor es el poeta granadino Soto de Rojas. Curiosamente, aparte de
cuestiones de estilo, la prueba más concluyente para esta atribución es un
error. En el texto el autor habla del río Arimaspo, que transporta arenas
doradas. No es la única vez que lo hace, en otros poemas suyos también lo
menciona. Pero es que Arimaspo no es un río, sino una localidad en la que sus
habitantes se dedican a buscar oro.
Pasando a la novela de caballerías, es una obra “descubierta” por Milá y Fontanals
en 1876. Ofrece un tema caballeresco que el propio Milá data en
el siglo XV y que actualmente se guarda en la Biblioteca Nacional. Durante más de cien años, los eruditos dieron
por bueno lo dicho por Milá y Fontanals, a pesar de las paradojas que encierra
la obra. En primer lugar, la obra posee un catalán asombrosamente moderno, más
propio del siglo XIX que del XV. En segundo lugar, los nombres de los
protagonistas son llamativos: los güelfos eran los partidarios del papa y es
altamente improbable que nadie llamara de esta manera a una hija suya; y Curial
se parece sospechosamente al nombre de
un general de Napoleón que sitió Barcelona.
Por último, no tenemos noticia alguna de esta obra antes de que Milá i
Fontanals la sacase a la luz: nadie la menciona ni hace referencia alguna.
Todo parece indicar que se trata de una falsificación y que
el autor es el propio Milá i Fontanals, ansioso por dar lustre a la literatura
catalana en plena época de Renaiçensa con esta obra. Según Navarro Durán, la
prueba definitiva de esta falsificación se podría obtener si los responsables
de la Biblioteca Nacional, lugar donde se encuentra el único ejemplar de la
obra, se aviniesen a hacer un estudio del grafito usado para el marcado. Según
ella se trata de un tipo que no se empezó a usar hasta el siglo XVIII, lo que
evidenciaría todo lo anteriormente dicho.
El cartel publicitario empleado para la conferencia se adecua al contenido de la misma. Se hace un juego visual en el que el término "anónimos" se esconde detrás de la cubierta del libro dibujado, mientras que "con nombres y apellidos" queda dentro de esta, destacado y perfectamente visible. Esto es un reflejo de que las obras de las que se va a hablar en la conferencia ya no son anónimas, como se había creído durante mucho tiempo, sino que actualmente son obras de autores "con nombre y apellido".
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