La guerra civil española se libró tanto en el campo de la batalla como en el propagandístico.
La religión, la tradición y el orden eran los argumentos de los sublevados. La justicia social y la defensa del sistema político establecido, los de los republicanos.
La religión, la tradición y el orden eran los argumentos de los sublevados. La justicia social y la defensa del sistema político establecido, los de los republicanos.
Cada bando tenía sus escritores que defendían las ideas antedichas mediante poemas o novelas. Desde el bando republicano, por ejemplo, Miguel Hernández pedía a los españoles que lucharan por su libertad en el poema “Viento
s del pueblo”, hecho para alentar a soldados.
Dentro del bando de los sublevados José María Pemán, defensor de la tradición española, en su poema de "la Bestia y el Ángel", identifica a los republicanos con la bestia y a los sublevados con los ángeles.
La expulsión de los judíos en 1492 y los motivos de los Reyes Católicos para firmar esta expulsión es el eje de este poema. El decreto de los reyes tuvo consecuencias, según el poeta, tanto en España como en otros lugares pues una parte se convirtieron al cristianismo, pero solo de palabra, siendo, entonces, conspiradores internos contra la verdadera fe, cambiaron de religión pero no de cultura (Santa Teresa de Jesús, Fernando de Rojas); otros se exiliaron, los sefarditas, por Portugal, Holanda y África, adoptando como lengua familiar el castellano y formando comunidades poderosas, siempre particulares por su apego a sus costumbres y religión. Este apego era aún peor entendido puesto que los obligaba a vivir con determinadas restricciones (no podían poseer inmuebles, por ejemplo) y a dedicarse a determinados oficios muy mal vistos, como el prestamismo.
Esta negativa a integrarse en los lugares donde habitaban siempre les trajo los odios de sus vecinos, aunque ninguna persecución como la que vivieron el la Alemania hitleriana.
Algunos han visto en el poema de Pemán una justificación del comportamiento de Hitler hacia los judíos. El dictador alemán no haría otra cosa que lo que ya había hecho Isabel la Católica en otros tiempos.
s del pueblo”, hecho para alentar a soldados.
Dentro del bando de los sublevados José María Pemán, defensor de la tradición española, en su poema de "la Bestia y el Ángel", identifica a los republicanos con la bestia y a los sublevados con los ángeles.
La expulsión de los judíos en 1492 y los motivos de los Reyes Católicos para firmar esta expulsión es el eje de este poema. El decreto de los reyes tuvo consecuencias, según el poeta, tanto en España como en otros lugares pues una parte se convirtieron al cristianismo, pero solo de palabra, siendo, entonces, conspiradores internos contra la verdadera fe, cambiaron de religión pero no de cultura (Santa Teresa de Jesús, Fernando de Rojas); otros se exiliaron, los sefarditas, por Portugal, Holanda y África, adoptando como lengua familiar el castellano y formando comunidades poderosas, siempre particulares por su apego a sus costumbres y religión. Este apego era aún peor entendido puesto que los obligaba a vivir con determinadas restricciones (no podían poseer inmuebles, por ejemplo) y a dedicarse a determinados oficios muy mal vistos, como el prestamismo.
Esta negativa a integrarse en los lugares donde habitaban siempre les trajo los odios de sus vecinos, aunque ninguna persecución como la que vivieron el la Alemania hitleriana.
Algunos han visto en el poema de Pemán una justificación del comportamiento de Hitler hacia los judíos. El dictador alemán no haría otra cosa que lo que ya había hecho Isabel la Católica en otros tiempos.
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