Un mito se puede definir de muchas
maneras. Podemos decir, en general, que es una narración de hechos
de un pasado lejano que permanecen en la memoria de la gente y tiene
valor ejemplar. Los mitos, en su origen, servían para explicar el
mundo, los aconteceres que nadie sabía por qué
sucedían, como la lluvia, los truenos, la muerte…
A medida que los hombres han ido
explicando muchos de estos fenómenos a través de la ciencia los
mitos pasaron a ser narraciones más o menos interesantes, pero
dejaron su lado explicativo. La ciencia, especialmente en los últimos
siglos, fue sustituyendo a los mitos como forma de entender el mundo.
No fue, por lo tanto, el
cristianismo el que convirtió los mitos en meras narraciones
literarias, como habitualmente se cree, sino la ciencia.
Pero quizás no sea oportuno decir
que los mitos son meras narraciones literarias, puesto que apelan al
subconsciente de la gente. Es, por tanto, un cuento con un valor
añadido, puesto que, al igual que los cuentos tradicionales,
encierran explicaciones y miedos profundos que, de esta forma
edulcorada, se presentan a los niños para que los entiendan. Además,
se elaboran y reelaboran bajo distintas apariencias y por ello son
tan actuales.
La vida es sueño y Edipo Rey, por
ejemplo, comparten un contenido mítico similar, ya que en ambas un
hijo está destinado a matar a su padre y, aunque todos, incluido el
hijo, hacen todo lo posible para que no suceda, al final sucede.
Los mitos clásicos son tan
populares que la publicidad los usa sabiendo que el público va a
entender el mensaje porque conoce a los personajes y su historia.
- Seat Ibiza, verlo es amarlo, lo ves y lo amas. En este anuncio aparece Cupido.
- En otro anuncio de coches aparece Eolo soplando contra el automóvil
- Aparece Venus frecuentemente
- Aparecen casos pintorescos como el caso del yogurt griego Danone en el que aparece el Olimpo y un Dios buscando el yogurt.
Texto literario basado en la
mitología:
“Bienvenidos, ha
llegado el momento. El mundo entero os contempla, a ti el hombre más
rápido de la tierra: tú nos enseñas que cada segundo tiene valor.
La mujer que salta más alto: si puedes llegar tan alto, nada nos
parecerá insuperable. Los hombres maratón: admirando vuestra
resistencia, quien no se esforzará un poco más. El hombre
invencible: tú nos enseñas a dar lo mejor de nosotros mismos bajo
presión. Mujer acuática y mujer voladora: nos hacéis sentir
orgullosos de ser humanos, sin importar vuestra raza religión u
origen, porque si sois capaces de semejantes proezas, nada es
inalcanzable. Id y asombradnos.” Olimpic.org
Está comparando a los atletas con
los dioses greco-latinos.
Anuncio de
agencia de viajes:
“Dédalo sabía que
la única opción era escapar volando. Después de haber construido
minuciosamente un par de alas advirtió a su hijo Ícaro… “No
vueles demasiado alto porque el sol derretirá la cera, ni demasiado
bajo porque el mar mojará las plumas”. Ícaro subió tanto que el
sol derritió la cera cayendo rápidamente sobre el mar”. Viajes
Alkosto lo dice todo
Dédalo construyó un
laberinto para encerrar al Minotauro, pero al final acabó él
encerrado junto con su hijo. Para escapar construyó unas alas con
cera y plumas y con ellas pegadas a sus hombros consiguió escapar.
Pero su hijo Ícaro voló demasiado alto, la cera se derritió y cayó
al mar.
Vemos en estos textos
publicitarios cómo se usa el mito. No se necesita ninguna
explicación. Aunque el texto pueda refrescar un poco la memoria del
receptor del anuncio, cuenta con que conoce el trasfondo, sabe que
hay dioses rápidos, saltadores, acuáticos, poderosos; igual que
sabe que conoce la historia de Dédalo e Ícaro.
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