lunes, 25 de noviembre de 2013

El mito y la publicidad

Un mito se puede definir de muchas maneras. Podemos decir, en general, que es una narración de hechos de un pasado lejano que permanecen en la memoria de la gente y tiene valor ejemplar. Los mitos, en su origen, servían para explicar el mundo, los aconteceres que nadie sabía por qué sucedían, como la lluvia, los truenos, la muerte…
A medida que los hombres han ido explicando muchos de estos fenómenos a través de la ciencia los mitos pasaron a ser narraciones más o menos interesantes, pero dejaron su lado explicativo. La ciencia, especialmente en los últimos siglos, fue sustituyendo a los mitos como forma de entender el mundo.

No fue, por lo tanto, el cristianismo el que convirtió los mitos en meras narraciones literarias, como habitualmente se cree, sino la ciencia.
Pero quizás no sea oportuno decir que los mitos son meras narraciones literarias, puesto que apelan al subconsciente de la gente. Es, por tanto, un cuento con un valor añadido, puesto que, al igual que los cuentos tradicionales, encierran explicaciones y miedos profundos que, de esta forma edulcorada, se presentan a los niños para que los entiendan. Además, se elaboran y reelaboran bajo distintas apariencias y por ello son tan actuales.
La vida es sueño y Edipo Rey, por ejemplo, comparten un contenido mítico similar, ya que en ambas un hijo está destinado a matar a su padre y, aunque todos, incluido el hijo, hacen todo lo posible para que no suceda, al final sucede.

Los mitos clásicos son tan populares que la publicidad los usa sabiendo que el público va a entender el mensaje porque conoce a los personajes y su historia.
  • Seat Ibiza, verlo es amarlo, lo ves y lo amas. En este anuncio aparece Cupido.
  • En otro anuncio de coches aparece Eolo soplando contra el automóvil
  • Aparece Venus frecuentemente
  • Aparecen casos pintorescos como el caso del yogurt griego Danone en el que aparece el Olimpo y un Dios buscando el yogurt.
Texto literario basado en la mitología:
“Bienvenidos, ha llegado el momento. El mundo entero os contempla, a ti el hombre más rápido de la tierra: tú nos enseñas que cada segundo tiene valor. La mujer que salta más alto: si puedes llegar tan alto, nada nos parecerá insuperable. Los hombres maratón: admirando vuestra resistencia, quien no se esforzará un poco más. El hombre invencible: tú nos enseñas a dar lo mejor de nosotros mismos bajo presión. Mujer acuática y mujer voladora: nos hacéis sentir orgullosos de ser humanos, sin importar vuestra raza religión u origen, porque si sois capaces de semejantes proezas, nada es inalcanzable. Id y asombradnos.” Olimpic.org
Está comparando a los atletas con los dioses greco-latinos.
Anuncio de agencia de viajes:
“Dédalo sabía que la única opción era escapar volando. Después de haber construido minuciosamente un par de alas advirtió a su hijo Ícaro… “No vueles demasiado alto porque el sol derretirá la cera, ni demasiado bajo porque el mar mojará las plumas”. Ícaro subió tanto que el sol derritió la cera cayendo rápidamente sobre el mar”. Viajes Alkosto lo dice todo

Dédalo construyó un laberinto para encerrar al Minotauro, pero al final acabó él encerrado junto con su hijo. Para escapar construyó unas alas con cera y plumas y con ellas pegadas a sus hombros consiguió escapar. Pero su hijo Ícaro voló demasiado alto, la cera se derritió y cayó al mar.


Vemos en estos textos publicitarios cómo se usa el mito. No se necesita ninguna explicación. Aunque el texto pueda refrescar un poco la memoria del receptor del anuncio, cuenta con que conoce el trasfondo, sabe que hay dioses rápidos, saltadores, acuáticos, poderosos; igual que sabe que conoce la historia de Dédalo e Ícaro.

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