lunes, 25 de noviembre de 2013

El mito de Hansel y Gretel en la publicidad

 
La historia de Hansel y Gretel es muy conocida. Es una de los numerosos cuentos populares recogidos por los hermanos Grimm que se hicieron famosos en toda Europa. Las recreaciones de todos ellos han sido numerosas y este no es una excepción.
En el caso que nos ocupa se trata de una recreación literaria que parte de la presunción de que la historia es conocida. Solo así es completamente comprensible el cuento. El título hace referencia a las migajas de pan que Hansel va esparciendo mientras su padre y madrasta llevan a él y a su hermana al bosque en el que piensan abandonarlos. En el texto, cuando Hansel hace esto, se dice “de nuevo a escondidas”. Si el lector conoce el cuento es capaz de interpretar correctamente esta frase, puesto que los niños ya habían sido abandonados una primera vez, pero habían regresado porque Hansel había ido tirando piedras a escondidas y, siguiéndolas, como Teseo en el laberinto, había vuelto a casa junto con su hermana. Este es el segundo intento de abandono, más al interior del bosque, y Hansel, a falta de piedras, tira migajas de pan.

La primera frase del texto, “tenemos que abandonarlos en el bosque”, hace referencia al punto central del cuento. Otra vez se juega con la idea de que quien lee el texto conoce el cuento. La madrastra es quien dice esta frase. Es claro que en este tipo de cuentos la figura de la madrastra conlleva siempre tintes negativos y, en este cuento, no hay una excepción. Sin embargo, a diferencia de otros, en este caso la madrastra tiene un atenuante que en esta recreación no se menciona: los padres son tan pobres que no tienen para alimentar a los niños.
La frase actúa como un cuchillo, puesto que es vista como una amenaza evidente de muerte, y el consentimiento del padre es la fuerza que clava el cuchillo en su pecho. La frase y el consentimiento se convierten en metáfora de una sentencia de muerte, que Hansel primero y Gretel, después de que su hermano se lo cuente, sienten de un modo físico.
La madrastra conduce la aparentemente inocente excursión al bosque. El padre lleva a los niños de la mano, aparentando protección y seguridad. Hansel esparce migajas de pan durante el camino. Los niños son abandonados. Después de lo oído saben que nada bueno les espera en casa, pero quieren volver a ese “infierno de desamor y cobardía”, quieren seguir aparentando ser una familia feliz. Pero los pájaros han comido las migajas y se pierden.

Otra vez el autor da por sentado que conocemos que, vagabundeando por el bosque encuentran una casa hecha de dulces, trampa de una bruja para atrapar niños. A esta se han de enfrentar. Los niños no tienen a quién recurrir, se han de volver adultos rápido y buscar una salida al banquete que la bruja pretende hacer con estos dos “corderitos”. También la bruja pretende matarlos, pero al menos ella no disimula.
Con esto acaba el texto, no nos cuenta el final. Solo una reflexión: contra un enemigo reconocible es posible luchar, el problema es luchar sin saber quién es el enemigo.
El título del artículo es la frase típica del mito, “tenemos que abandonarlos en el bosque”, frase que dice la madrastra al padre de Hansel y Gretel. Esa frase se metaforiza, convirtiéndose en un cuchillo que llega hasta los oídos de Hansel. Este tiene miedo de ser abandonado por la madrastra y esa frase, entonces, pasa a ser un cuchillo que llega hasta él, transformándose en una amenaza que se hace palpable y que se puede tocar. El cuchillo se clava en el pecho de Hansel cuando oye lo que no esperaba: su padre, aunque triste y acobardado por lo que va a hacer, acepta la orden del abandono de los niños hecha por la madrastra. Hansel, al mismo tiempo que siente ese cuchillo metaforizado clavarse en él, cuenta entre lágrimas a su hermana Gretel lo que su madrastra va a hacer.

En el segundo párrafo el padre lleva a sus hijos de la mano al bosque como símbolo de protección, quienes hacen como que no saben nada. Se adentran en un bosque escondido liderando una inofensiva excursión con la madrastra, que planea abandonarlos. Hansel, a escondidas, echa migajas para saber, así, el camino de vuelta a casa, caracterizado y metaforizado como “infierno oculto de desamor y cobardía”.

Los pájaros se comen estas migajas, por lo que Hansel y Gretel no saben el camino de vuelta a casa y crece aún más su temor. Es cuando aparece una bruja, que con su crueldad prepara una gran casa con chocolate para así cebar a Hansel y Gretel, para luego matarlos. Lo que no sabe la bruja es que realmente está haciendo más fuertes a Hansel y Gretel, los cuales saben que sí se pueden librar del mal de la bruja enfrentándose a ella, pero jamás podrán luchar y librarse de la traición que su padre les ha hecho. 

Personajes míticos

Muchos personajes míticos son ampliamente conocidos a través de la educación. Podemos señalar:
Aquiles: Uno de los protagonistas de La Iliada, sino el principal, puesto que al principio de la obra se dice que en esta se va a narrar la cólera de Aquiles. Aquiles es el campeón de los griegos y se siente ofendido por el rey Agamenón cuando se le perjudica en su parte del botín y se le obliga a desprenderse de su esclava Briseida. La muerte de Patroclo lo hará recapacitar y volver a pelear. Héctor, el héroe de los troyanos, mató a Patroclo, aún sin saber que era él. Aquiles quiere vengar a su amigo, reta a Héctor, lo derrota y mata. Sin embargo, el invencible Aquiles acaba muerto por una flecha de Paris que lo hiere en su única parte vulnerable, el calcañar, también conocido, por esta historia como el talón de Aquiles.
Héctor: El héroe de los troyanos en La Iliada. Es el mejor, solo un semidiós como Aquiles puede derrotarlo. El destino de ambos está unido, puesto que solo Aquiles puede matar a Héctor, pero el día que lo haga habrá sellado su propia muerte.

Ulises/Odiseo: El héroe de La Odisea. Aparece también, aunque en forma menor, en La Ilíada. De todos los héroes griegos de la guerra de Troya, él es el único que tuvo una azarosa vuelta a la patria llena de aventuras.
Agamenón: El rey de Micenas y rey de reyes de los griegos en La Iliada. Es hermano de Menelao, rey de Esparta y ambos hermanos están casados con sendas hermanas, Clitemnestra y Helena. Por pagar el precio de lo ofrecido a Paris en la célebre historia de La manzana de la discordia, Afrodita hace que Helena se enamore de Paris y que ambos huyan a Troya. El despechado esposo, Menelao, pide ayuda a su hermano y este convoca a todos los reyes griegos a la guerra contra Troya.
Clitemnestra: Hermana de Helena y esposa de Agamenón. A la vuelta de su marido de la guerra, lo asesina con la ayuda de su amante Egisto. No le perdona el sacrificio de Ifigenia antes de su partida hacia Troya.
Orestes: Hijo del rey de Micenas y rey entre reyes en la guerra de Troya, Agamenón, y Clitemnestra, hermana de Helena. Es el protagonista de La Orestiada. Tras la vuelta de Agamenón de Troya, su esposa Clitemnestra, con la ayuda de su amante Egisto, lo mata. No le perdona el sacrificio de su hija Ifigenia antes de su partida hacia Troya. Orestes se ve en un dilema: según las leyes divinas se ha de vengar el asesinato de un padre, por lo tanto debe matar a su madre si no quiere que los dioses lo castiguen; por otro lado, según esas mismas leyes, matar a un padre o a una madre es un crimen que atraerá sobre sí la ira de los dioses. Orestes decide matar a su madre, y sufre las consecuencias.

Electra: Hermana de Orestes, es hija de Agamenón y Clitemnestra. Como su hermano, se mueve en el dilema de vengar a su padre o no. Incita a Orestes a que mate a su madre una vez conocido el adulterio de esta con Egisto.
Edipo: El héroe Edipo es el protagonista de varias obras de Sófocles, como Edipo rey y Edipo en Colono, apareciendo además mencionado en las obra que trata la figura de su hija, Antígona. Edipo está condenado por una profecía a matar a su padre y casarse y tener descendencia con su madre. Aunque todo el mundo, Edipo incluído, intentan evitarlo, la profecía se acaba cumpliendo sin que ellos se den cuenta. Cuando comprenden lo sucedido se produce la tragedia.
Antígona: Una de las hijas de Edipo, es la heroína de la obra de Sófocles que lleva su nombre. Antigona quiere enterrar a su hermano Polinices, muerto tras luchar contra su ciudad y su hermano, Eterocles. La ley religiosa dice que un familiar no puede dejar a alguien de su familia insepulto. Sin embargo, la ley civil dice que un traidor debe quedar insepulto. Ley divina y ley civil entran en conflicto y Antígona debe decidir si sigue a la religiosa, lo que le acarreará la pena de muerte por incumplir la ley civil, o a esta, lo que le acarreará la ira de los dioses por incumplir su ley.
Eneas: El héroe de La Eneida. Troyano descendiente de Afrodita/Venus, escapó de la destrucción de su ciudad junto con su padre, su hijo y muchos compatriotas. Tras recorrer el Mediterráneo sufriendo diversas venturas y desventuras llegó al Lacio donde fundó Alba Longa, lugar en el que tiempo después nacerían sus descendientes Rómulo y Remo.

Dido: Es la reina de Cartago en La Eneida. Acoge a Eneas que llega a su tierra como náufrago y, posteriormente, se enamora de él. Cuando este se va, por mandato divino y porque así lo mandaba su destino, Dido se suicida.
Anquises: El padre de Eneas, quien ya anciano tuvo que ver la destrucción de su ciudad, de la que escapó ayudado por su hijo. Murió durante el trayecto y nunca llegó al Lacio.
Estas historias tienen interés porque la tragedia griega cuenta sistemáticamente las mismas historias, provocando la catarsis, el público se identifica con los personajes y se purifica. Estas historias fueron pasando de Grecia a Roma y, tras la desaparición del Imperio Romano, cayeron en el olvido hasta que volvieron a resurgir en el Renacimiento. Los poetas renacentistas, como Garcilaso, utilizaron varios de estos mitos en sus poemas. Pero no solo los literatos se interesaron por los mitos clásicos, sino también otros artistas como escultores o pintores.

El mito y la publicidad

Un mito se puede definir de muchas maneras. Podemos decir, en general, que es una narración de hechos de un pasado lejano que permanecen en la memoria de la gente y tiene valor ejemplar. Los mitos, en su origen, servían para explicar el mundo, los aconteceres que nadie sabía por qué sucedían, como la lluvia, los truenos, la muerte…
A medida que los hombres han ido explicando muchos de estos fenómenos a través de la ciencia los mitos pasaron a ser narraciones más o menos interesantes, pero dejaron su lado explicativo. La ciencia, especialmente en los últimos siglos, fue sustituyendo a los mitos como forma de entender el mundo.

No fue, por lo tanto, el cristianismo el que convirtió los mitos en meras narraciones literarias, como habitualmente se cree, sino la ciencia.
Pero quizás no sea oportuno decir que los mitos son meras narraciones literarias, puesto que apelan al subconsciente de la gente. Es, por tanto, un cuento con un valor añadido, puesto que, al igual que los cuentos tradicionales, encierran explicaciones y miedos profundos que, de esta forma edulcorada, se presentan a los niños para que los entiendan. Además, se elaboran y reelaboran bajo distintas apariencias y por ello son tan actuales.
La vida es sueño y Edipo Rey, por ejemplo, comparten un contenido mítico similar, ya que en ambas un hijo está destinado a matar a su padre y, aunque todos, incluido el hijo, hacen todo lo posible para que no suceda, al final sucede.

Los mitos clásicos son tan populares que la publicidad los usa sabiendo que el público va a entender el mensaje porque conoce a los personajes y su historia.
  • Seat Ibiza, verlo es amarlo, lo ves y lo amas. En este anuncio aparece Cupido.
  • En otro anuncio de coches aparece Eolo soplando contra el automóvil
  • Aparece Venus frecuentemente
  • Aparecen casos pintorescos como el caso del yogurt griego Danone en el que aparece el Olimpo y un Dios buscando el yogurt.
Texto literario basado en la mitología:
“Bienvenidos, ha llegado el momento. El mundo entero os contempla, a ti el hombre más rápido de la tierra: tú nos enseñas que cada segundo tiene valor. La mujer que salta más alto: si puedes llegar tan alto, nada nos parecerá insuperable. Los hombres maratón: admirando vuestra resistencia, quien no se esforzará un poco más. El hombre invencible: tú nos enseñas a dar lo mejor de nosotros mismos bajo presión. Mujer acuática y mujer voladora: nos hacéis sentir orgullosos de ser humanos, sin importar vuestra raza religión u origen, porque si sois capaces de semejantes proezas, nada es inalcanzable. Id y asombradnos.” Olimpic.org
Está comparando a los atletas con los dioses greco-latinos.
Anuncio de agencia de viajes:
“Dédalo sabía que la única opción era escapar volando. Después de haber construido minuciosamente un par de alas advirtió a su hijo Ícaro… “No vueles demasiado alto porque el sol derretirá la cera, ni demasiado bajo porque el mar mojará las plumas”. Ícaro subió tanto que el sol derritió la cera cayendo rápidamente sobre el mar”. Viajes Alkosto lo dice todo

Dédalo construyó un laberinto para encerrar al Minotauro, pero al final acabó él encerrado junto con su hijo. Para escapar construyó unas alas con cera y plumas y con ellas pegadas a sus hombros consiguió escapar. Pero su hijo Ícaro voló demasiado alto, la cera se derritió y cayó al mar.


Vemos en estos textos publicitarios cómo se usa el mito. No se necesita ninguna explicación. Aunque el texto pueda refrescar un poco la memoria del receptor del anuncio, cuenta con que conoce el trasfondo, sabe que hay dioses rápidos, saltadores, acuáticos, poderosos; igual que sabe que conoce la historia de Dédalo e Ícaro.

martes, 19 de noviembre de 2013

Ulises en la poesía

Arrepentido Ulises
Creyéndolos humanos privados de su imagen
te rogué que les dieras su primitiva forma,
el eco de las risas, el sabor de las lágrimas,
el gozo de la amable conversación nocturna
brillando como hoguera que el temor ahuyentaba.

No quiero haber expuesto tantas veces la vida,
que el dolor hizo larga, para ver en sus ojos
dibujarse la burla o escuchar sus engaños.

Devuélveles, oh Circe, sus figuras de cerdos.
Juan Antonio Olmedo
Se trata de un monólogo dramático en forma de poema puesto en boca de Ulises. Como sabemos al final, pero podemos prever por lo que va contando, se dirige a Circe que, a sus ruegos, ha devuelto la forma humana a sus hombres.
Se ven tres partes en este poema:
La primera es el recuerdo de su petición a la hechicera para que retornara a sus compañeros a su forma original. Con ese retorno no solo les ha devuelto la forma, también la capacidad de reír, llorar o conversar, características todas ellas propias de los humanos.
En la segunda se muestra contrariado. Con la vuelta a la forma humana sus hombres también recuperaron aspectos que no le son tan gratos: la capacidad de burla y de engañar. Ulises está cansado, ha expuesto varias veces la vida y ello le ha provocado mucho dolor. Sus compañeros no parecen sentir lo mismo y se burlan, se ríen y engañan. Esto le ofende y le hace no tener empatía hacia ellos.
En la tercera y última Ulises se muestra arrepentido y pide a Circe que los vuelva a convertir en cerdos.
Escrito en versos alejandrinos sin rima, el título es suficientemente explicativo del tema que se va a tratar.
Es una reelaboración de la figura de Ulises. Sus aventuras lo han cambiado. Ulises es un hombre lleno de dolor y sufrimiento que no siente empatía por los humanos, por sus compañeros, inconscientes reidores y engañadores. Es mejor que sean cerdos, con un cerdo uno sabe a qué atenerse.



Ulises navegando
Distanciada por años y batallas
y estratagemas y navegaciones,
Ítaca se diluye en la memoria
de Ulises, que en la popa, pensativa-
mente mira el efímero recuerdo
de espuma que la nave deja al mar.

Se van desvaneciendo las murallas
de la ciudad, los templos soleados,
aquel dorado olor de la vendimia;
los rostros frecuentados están ya
descompuestos en ojos, y sonrisas
y pómulos confusos, que no logra
agrupar su memoria.
 Ítaca apenas
es algo más que un nombre; sólo un nombre
en el que la esperanza se encastilla.
Miguel d’Ors


Poema de rima irregular y rima asonante por momentos, lo más llamativo en él son sus encabalgamientos.
Ulises en la proa de su barco va dejando atrás la espuma, como los hombres van dejando atrás los recuerdos. E igual que la espuma se va diluyendo en la mar y va desapareciendo, también los recuerdos. El encabalgamiento del verso cuatro personifica la popa del barco, igualándola al pensamiento de los humanos.

En la segunda parte del poema se hace un recuento de los últimos recuerdos que Ulises aún conserva de su patria, tan lejana, y ve cómo se van desencajando de su memoria, como cada vez le cuesta más configurar el cuadro de la memoria, como ese cuadro va desapareciendo de su mente. Ni las imágenes, ni los olores (recordados con una sinestesia) permanecen. Ítaca se ha convertido casi exclusivamente en un nombre, un nombre en el que se guarda la esperanza de la vuelta.

viernes, 8 de noviembre de 2013

El texto como discurso

Hoy en día la publicidad es básicamente audiovisual. Los avances tecnológicos del siglo pasado y de lo que llevamos de este han obrado la transformación desde los primeros anuncios, básicamente textuales, a los actuales en los que las imágenes, en los medios en los que es posible, son el soporte principal.
Pero esto no quiere decir que no haya textos. Cualquier imagen o sonido suele ir acompañado por un texto que, muchas veces, es parte fundamental del propio anuncio. Escritura, unidad y textura son los elementos que conforman un texto de este tipo y que lo diferencian de otros. Cualquier texto escrito es escritura y, si es coherente, tiene una unidad pero, por ejemplo, una porra deportiva carece de la textura que va implícita en un texto publicitario.


Un texto  es  una unidad comunicativa. En el caso de los textos publicitarios esta se desarrolla mediante tres estrategias:
  • Abstracción o contenidos conceptuales de los que trata el texto.
  • Hipotaxis o encadenamiento de los componentes (hechos e ideas).
  • Apelación o incitación al lector a participar en el contenido del texto.
Cada uno de estos elementos se opone a otros que definen otros tipos de textos. Así, la abstracción se opone a la concreción (hechos concretos), la hipotaxis a la yuxtaposición y la apelación a la mera información.
De esta forma los conceptos se convierten en hechos e ideas que apelan al receptor a participar de ellos. Si un texto consigue esto nos conduce a la argumentación, ideas de las que surgen nuevas ideas hasta llegar a una conclusión.
Un texto que consigue todo esto es un texto pleno. Si falla en alguna de las estrategias citadas su textualidad se debilita y también su función. En este caso estamos ante un texto defectivo.
Existen diversos tipos de textos, argumentativos, descriptivos, expositivos, preceptivos, instructivos o narrativos. Cada uno de ellos se caracteriza por tener o no estos rasgos. Así, tenemos:
  • Argumentativos, con hipotaxis, apelación y abstracción, como los artículos de opinión, las fábulas o las sentencias judiciales.
  • Descriptivos, sin hipotaxis ni apelación ni abstracción, como los perfiles, las adivinanzas, los informes o las actas.
  • Expositivos, sin hipotaxis ni apelación pero sí con abstracción, como los reportajes, las lecciones o las declaraciones.
  • Instructivos, con apelación pero sin hipotaxis ni abstracción, como los aforismos, las pruebas o las prohibiciones.
  • Preceptivos, con abstracción y apelación pero sin hipotaxis, como los refranes o las leyes.
  • Narrativos, sin apelación pero con hipotaxis y abstracción, como las crónicas, noticias o las denuncias.
Cuando un texto pleno que no sigue la lógica y falla en algún componente tenemos un texto irregular. Estos fallos pueden aparecer durante la argumentación y pueden ser involuntarios o voluntarios. Los primeros, las falacias, incitan a la revisión y al diálogo, los segundos no pueden tener otro propósito que engañar y son, por lo tanto, trampas. En este último caso el texto argumentativo se torna en fraudulento y demagógico, puesto que del propósito inicial, que es convencer, pasamos a una intencionalidad de convencer mediante engaño. Este tipo de textos consiguen, a partes iguales, la adhesión y la réplica.


Ahora bien, si las falacias, aunque irregulares, no pretenden engañar porque se presentan como tales, entonces, dejan de ser trampas. Esta es una práctica habitual en publicidad y en la propaganda.

La literatura narra una realidad imaginaria que nos descubre una verdad existencial, que apela a nuestra parte personal para mostrarnos cómo sentimos la vida. Mostrar este tipo de verdades requiere un trabajo en la mente del lector para que este consiga extraer de la obra esa verdad. Del mismo modo, la publicidad no muestra la realidad, sino una recreación que indaga en la mente del receptor actuando sobre su consciente (su razón) e inconsciente (sus emociones). Esta indagación busca implicar al receptor en el contenido del mensaje creando una imagen duradera y deseo por sus productos. Ante esto, tanto consciente como inconsciente, neutralizan lo que presumen falso.

Circe en La Odisea, en la publicidad y en la poesía

Historia de Circe
En su viaje de vuelta a casa, Ulises y sus compañeros llegaron a la isla de Eea. Como siempre hacían cuando llegaban a una isla desconocida, Ulises mandó a unos cuantos de sus compañeros a explorar la isla para buscar comida y bebida. Los compañeros no volvían. Habían llegado a la casa de Circe, diosa/hechicera y esta los había convertido en cerdos. Solo uno se salvó y volvió con la noticia. Ulises, dejando al resto de los compañeros al cuidado de las naves, se internó en la isla para rescatarlos. En el camino, se le apareció Hermes, quien le proporcionó una planta para evitar el hechizo de Circe. Cuando llegó, la hechicera trató de convertirlo en animal, pero no pudo. Circe se enamoró de él y Ulises, en un primer momento, cedió, pero no pudo evitar el recuerdo de su casa y su deber para con sus hombres y convenció a la hechicera para que los dejara ir.

El anuncio promociona un vino al que se ha denominado “Circe”. Circe era una hechicera y el eslogan que se usa para promocionar el producto es “prueba el hechizo”. En La Odisea, los que probaban el hechizo de Circe se convertían en animales, no eran capaces de escapar a su poder. No es este el hechizo que aquí se propone, sino otro diferente, el hechizo del amor, en el que cayó Ulises, que no se convirtió en animal, que supo saborear el placer sin embriagarse. Circe, el vino, propone eso, un halago de los sentidos y el placer. Es, por lo tanto, una invitación a la bebida de calidad y responsable.


Circe esgrime un argumento
Si regresas, Ulises,
encontrarás allí en Ítaca una mujer cobarde:
Penélope ojerosa
que afanosa y sin saberlo
le teje y le desteje una mortaja
al amor. Ella pretende

aferrarse y aferraros a lo eterno.
Si regresas
hacia un destino más infame aún
que éste que yo te ofrezco

avanzas si vuelves a su encuentro.
Más enemigo del amor y de la vida

que mis venenos
es vuestro matrimonio, vil encierro.

Quédate Ulises: sé un cerdo.

Silvia Ugidos.



Con el título del poema se está aludiendo a un combate dialéctico, Ulises ha dado razones para marcharse y Circe la ofrece razones para quedarse.
Es un poema con métrica irregular, versos heptasílabos, octosílabos y endecasílabos. Hay rima consonante en –e y en –o que se va acentuando a medida que avanza el poema.
Circe es la voz en este poema, un monólogo dramático, de corte feminista, que nos ofrece una visión contemporánea del un mito clásico: Circe, la hechicera, es una mujer independiente, no un ama de casa, como Penélope.
En el poema se alude al carácter tradicional de la mujer, cobarde, contraponiéndolo al de la nueva mujer. Penélope representa la fidelidad y aparece como una mujer ojerosa que teje y desteje no un manto nupcial, sino una mortaja. Circe, en cambio, ofrece a Ulises un destino  distinto. Puede ser un destino infame, pero mejor que el que le espera si regresa. La monotonía de la vida, del matrimonio, es más muerte que la que ella pueda dar con sus venenos. Más le vale ser un cerdo con ella que un muerto en vida con Penélope.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Así son los libros

Un libro es un objeto con distintas partes. La portada, que podemos considerar la cara del libro, ofrece los datos importantes: autor, título, editorial, lugar y fecha de edición. La portada tiene un revés en el que podemos encontrar los datos registrales: datos del libro, copyright, créditos de ilustración. La cubierta, una cara ilustrada para hacer más atractivo el libro y que, en ocasiones, ofrece los mismos datos que la portada y a menudo ilustraciones, imágenes que no necesariamente se corresponden con el interior. En ella el autor está escrito con un tamaño distintos de letra y esto aporta un valor concreto al autor.
En la portada el título tiene un tamaño más grande, menor el nombre del autor y aún menor la editorial. En la  cubierta, en cambio, destaca el nombre del autor y en menor tamaño el título.

Un libro es un objeto físico que puede contener varias obras literarias o solo una. Hay poesías y obras completas, antologías, que ofrecen varias obras juntas. La antología y la selección pueden ser tanto del mismo autor como de varios. El título puede estar puesto tanto por el autor como por el editor y tiene que ser breve, sugerente, reflejando algo de lo que hable el libro para atraer a la gente. En las novelas el título suele ser alusivo al contenido.

Títulos de novelas: Los sufrimientos del joven Werther (Johann Wolfgang von Goethe), El cartero de Neruda (Antonio Skarmeta), Cien años de soledad (Gabriel García Márquez), Orgullo y prejuicio (Jane Austin), Invisible (Paul Auster), Pedro Páramo (Juan Rulfo), Metamorfosis (Franz Kafka), El nombre de la rosa (Umberto Eco), La Regenta (Leopoldo Alas “Clarín”), Misericordia (Benito Pérez Galdós), Los santos inocentes (Miguel Delibes), Crimen y castigo (León Tolstoi), El niño con el pijama de rayas (John Boyne), El idiota (Fiódor Dostoyevski), El tiempo entre costuras (María Dueñas), Emma (Jane Austin).
Una manera de titular muy popular en otras épocas consistía en poner el nombre del protagonista. Fue muy recurrente entre los siglos XVI y XVII y en la novela realista del siglo XIX, en la novela naturalista: Miau, Fortunata y Jacinta, Madame Bovary, La Regenta. Actualmente esta técnica apenas se utiliza, aunque se pueden encontrar ejemplos: Pedro Páramo (Juan Rulfo) y Marina (Carlos Ruiz Zafón).
Actualmente los títulos tienen que ser más sugerentes y atrayentes. Pero un título de estas características no suele informar del contenido del mismo, es por ello que suelen llevar un subtítulo explicativo.
El paratexto de un libro indica la obra del editor. Es una publicidad que lleva incorporada el propio libro. El paratexto incluye elementos que se suelen colocar en las solapas y es más representativo: una breve biografía del autor y datos fundamentales que tienen con ver con el propio autor (nacimiento, muerte, obras, reconocimientos, formación académica). Estos datos, por lo tanto, con una función publicitaria.
La segunda solapa suele ofrecer información sobre la editorial, no es obligatoria pero suele aparecer y orienta al propio lector. Hay dos tipos de editoriales: aquellas que escogen un autor y lo venden y otras que practican la autoedición o gestión. Para publicar un libro, el autor lo envía a una editorial para que gestione todo el proceso si la editorial está interesada en el libro  pagando una comisión al escritor o bien lo haga asumiendo el autor los costes.
El paratexto también tiene una contracubierta con un breve texto informando que resume el contenido del libro y un texto publicitario escrito por el editor, breve, informativo y seductor para que atraiga a los lectores.

A veces el libro puede traer una faja o bufanda, que consiste en un elemento añadido al libro para poner un eslogan que atraiga la atención del público y contiene elogios hechos por lo críticos del libro en diferentes publicaciones periódicas.
Títulos de poesía: 20 poemas de amor y una canción desesperada (Pablo Neruda): el adjetivo "desesperada" añade una etiqueta de romanticismo al título, La semana fantástica (Fernando Beltrán): utiliza el eslogan de grandes almacenes, Campos de castilla (Antonio Machado): genérico, pero en un lugar muy apropiado y llamativo para contraponerlo a la poesía modernista francesa, es un título breve pero informativo. Soledades (Antonio Machado): toque íntimo, La primavera avanza (Ángel González): toque poético y sorprendente, I’m Joaquin (Corky Gonzales): título reivindicativo, El cantar de Mio Cid (Anónimo): título general con el nombre del protagonista, Follas novas (Rosalía de Castro): descriptivo, En las orillas del Sar (Rosalía de Castro): río del pueblo de su aldea, centrándose en el lugar donde vive la autora, Hojas de hierba (Walt Withman): la hierba crece, como su poesía, es una metáfora.

"La vida". Blas de Otero

Si escribo
es por seguir la costumbre
de combatir
la injusticia,
luchar
por la paz,
hacer
España
a imagen y semejanza
de la realidad más pura.

A veces
me tiembla la mano,
se borran
las líneas,
parece
todo perdido
para siempre, pero un golpe
de mar
levanta el nuevo día,
aquel que ya viví
desde el instante mismo
de nacer.

Blas de Otero


Estamos ante un poema con versos de arte menor, algunos tan breves que son una única palabra. La rima es irregular, en la primera parte del poema riman en asonante las palabras "luchar-paz-realidad" y en la segunda "veces -parece-siempre" y "líneas-día".
El poema está dividido en dos estrofas y cada una de ellas pretende responder a una pregunta: ¿Por qué escribe? ¿No se desanima?
En la primera parte Blas de la expresión "a imagen y semejanza" que todo el mundo, y más en esa época de religión obligatoria, conocía por La Biblia. Es este un rasgo típico de del autor, que gusta de tomar citas de otros libros o autores.
La segunda parte se ve que está dividida también en dos; la primera iría hasta "para siempre", es la parte del desánimo, la expresión "pero un golpe" da un giro a ese desaliento.
“Me tiembla la mano” el miedo al régimen y sus consecuencias se hace palpable en esta expresión. Pero hay que seguir luchando, “un golpe de mar”, una sacudida o una desgracia hace que ni el miedo ni el desánimo lo paren
Se trata de un poema de claro fin social. La estructura poética está a su servicio y es secundaria.

Gabriel Celaya y Blas de Otero

Entre otras posibilidades, la literatura es un arma difusora de ideas políticas. Cuando en un país existe un régimen dictatorial es frecuente la aparición de literatura comprometida políticamente.
Evidentemente, en estas circunstancias el mensaje se ha de ocultar, puesto que ningún régimen dictatorial admitiría lo contrario. En España, en los años de la dictadura, se dio este tipo de literatura, si bien en los años 50 y 60 era más de denuncia social.
El régimen de Franco, como es propio de toda dictadura, hizo una purga en los estamentos culturales, como el sistema educativo, alejando de él a todo el personal que consideraba contrario. Igualmente controlaba todo el sistema de difusión cultural: editoriales, prensa, radio y, más tarde, la televisión.  En lo relativo a la prensa, se crearon toda una serie de periódicos afectos al régimen como, en Asturias, La Nueva España. Esto no quiere decir que no hubiera medios privados, como ABC o La Vanguardia, pero controlados por la censura.
Este control hacía que cualquiera que pretendiera comunicar un mensaje distinto al que el régimen proponía, lo tenía que hacer utilizando los recursos a su disposición para sortear la censura, como ya se ha dicho.
En un principio los censores prestaban poca atención a la poesía, puesto que se trataba de un género muy minoritario pero, a partir de los años 50, especialmente a través de la música, se hizo muy popular. En las facultades se hacían festivales poéticos que atraían a mucha gente. Esto hizo que los censores empezaran a prestarle atención. Se enviaba, como a todas las demás representaciones, agentes que velaban porque lo recitado fuera lo previamente establecido. En estas circunstancias se creo una especie de clave entre poetas y público de manera que las obras tenían una lectura literal y otra alternativa.
Gabriel Celaya y Blas de Otero, nacidos y formados antes de la guerra y relacionados con el principal partido en la clandestinidad, el PCE, dieron forma a una nueva poesía alejada del lenguaje elevado y enfocada en el mensaje social que se hizo muy popular. Fue una poesía muy difundida en los círculos de exiliados y de izquierdas en países como Francia a través de cantantes como Paco Ibáñez. En el desarrollo de esta poesía también tuvieron mucha importancia los llamados cantautores, surgidos durante los años 60 y 70 como Pablo Guerrero, Joan Manuel Serrat, Victor Manuel o Lluis Llach.
En el nombre de España, paz. 
El hombre 
está en peligro. España, 
España, no te 
duermas. 
Está en peligro, corre, 
acude. Vuela 
el ala de la noche 
junto al ala del día. 
Oye. 
Cruje una vieja sombra, 
vibra una luz joven. 
Paz 
para el día. 

En el nombre 

de España, paz. 

Versos de diferente medida con predominio del encabalgamiento, llegando a ser lo más abrupto posible. Advierte a España  sobre un peligro, pero no sobre cuál, está identificado. Gabriel usa versos de otros poetas, sin decir cuáles y les da otro sentido. Implícitamente transmite la idea del peligro de España, alude a un momento grave de la historia de España. En el año 55 tenemos la poesía social, ligada a la situación política del momento, con el motivo de burlar la censura. La poesía social se mantuvo tanto en la primera generación tras la posguerra con autores como Celaya, Blas de Otero, Eugenio de Nora, los cuales criticaban el franquismo con una poesía proletaria reflejando la realidad que la ideología del régimen trataba de ocultar. Al mismo tiempo se mantuvo en los años 50, con la Generación del 50, autores que habían sido niños en la guerra civil y se habían exiliado o quedaron en España oprimidos: Ángel González, Jaime Gil de Biedma, José Manuel Caballero Bonald, Carlos Barral, José Ángel Valente, José Agustín Goytisolo. Todos estos publican sus primeras obras en los años 50 en colecciones como Adonáis o colección Colliure. Antonio Machado les marcó el camino a seguir. Juan Ramón Jiménez, maestro de la poesía pura antes de la guerra civil, representa lo que antes parecía una dirección de la poesía simbolista al margen de la historia y es el ejemplo a negar. En 1959, se cumplen 20 años de la muerte de Machado y con motivo de este aniversario se produce una reunión en Francia con valor regeneracional y se publica 20 años de poesía española, de José María Castellet: una poesía que pretende cambiar el mundo frente a la poesía anterior, esteticista y evasiva.

Nosotros somos quien somos

¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos.
Ni vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.
Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.
Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.
De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.
¡A la calle! que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
  y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
No reniego de mi origen
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.
Españoles con futuro
y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.
Recuerdo nuestros errores
con mala saña y buen viento.
  Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño.
Vuelvo a decirte quién eres.
Vuelvo a pensarte, suspenso.
Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que empiezo.
No quiero justificarte
como haría un leguleyo,
Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.
España mía, combate
que atormentas mis adentros,
  para salvarme y salvarte, con amor te deletreo.

Este poema está compuesto por versos octosílabos con rima asonante. El autor  hace una crítica al inmovilismo que impide el avance de España. A lo largo del poema encontramos numerosos recursos poéticos: la tautología, paranomasia, juegos con ambigüedad. Comienza el poema hablando en primera persona del plural, un rasgo muy típico de la poesía social y emplea expresiones coloquiales alejándose del lenguaje deliberado y poco poético. A lo largo del poema critica el nacionalismo, defendiendo otro nacionalismo que considera más verdadero, el de los hombres, invitando a la población a que, dejando atrás lo pasado, se sume al futuro, un futuro hecho a partir de todo lo que nos conforma pero que avanza hacia algo nuevo.
A mitad del poema pasa a usar la primera persona, recordando los errores de España y queriendo transmitir ideas políticas, más allá de hacer literatura, en una época en la que la censura franquista controlaba cualquier publicación o evento cultural. Su mensaje es claro: se necesita una España nueva, una España de todos, que avance hacia el futuro olvidándose del pasado, que deje atrás lo que fue, aunque no se olvide.
La poesía social fracasó, no consiguió cumplir sus objetivos e internamente se fueron haciendo arreglos para cambiar lo que hubiese que cambiar.

Biografía de Gabriel Celaya
Biografía de Blas de Otero