La historia de Hansel
y Gretel es muy conocida. Es una de los numerosos cuentos populares
recogidos por los hermanos Grimm que se hicieron famosos en toda
Europa. Las recreaciones de todos ellos han sido numerosas y este no
es una excepción.
En el caso que nos
ocupa se trata de una recreación literaria que parte de la
presunción de que la historia es conocida. Solo así es
completamente comprensible el cuento. El título hace referencia a
las migajas de pan que Hansel va esparciendo mientras su padre y
madrasta llevan a él y a su hermana al bosque en el que piensan
abandonarlos. En el texto, cuando Hansel hace esto, se dice “de
nuevo a escondidas”. Si el lector conoce el cuento es capaz de
interpretar correctamente esta frase, puesto que los niños ya habían
sido abandonados una primera vez, pero habían regresado porque
Hansel había ido tirando piedras a escondidas y, siguiéndolas, como
Teseo en el laberinto, había vuelto a casa junto con su hermana.
Este es el segundo intento de abandono, más al interior del bosque,
y Hansel, a falta de piedras, tira migajas de pan.
La primera frase del
texto, “tenemos que abandonarlos en el bosque”, hace referencia
al punto central del cuento. Otra vez se juega con la idea de que
quien lee el texto conoce el cuento. La madrastra es quien dice esta
frase. Es claro que en este tipo de cuentos la figura de la madrastra
conlleva siempre tintes negativos y, en este cuento, no hay una
excepción. Sin embargo, a diferencia de otros, en este caso la
madrastra tiene un atenuante que en esta recreación no se menciona:
los padres son tan pobres que no tienen para alimentar a los niños.
La frase actúa como
un cuchillo, puesto que es vista como una amenaza evidente de muerte,
y el consentimiento del padre es la fuerza que clava el cuchillo en
su pecho. La frase y el consentimiento se convierten en metáfora de
una sentencia de muerte, que Hansel primero y Gretel, después de que
su hermano se lo cuente, sienten de un modo físico.
La madrastra conduce
la aparentemente inocente excursión al bosque. El padre lleva a los
niños de la mano, aparentando protección y seguridad. Hansel
esparce migajas de pan durante el camino. Los niños son abandonados.
Después de lo oído saben que nada bueno les espera en casa, pero
quieren volver a ese “infierno de desamor y cobardía”, quieren
seguir aparentando ser una familia feliz. Pero los pájaros han
comido las migajas y se pierden.
Otra vez el autor da
por sentado que conocemos que, vagabundeando por el bosque encuentran
una casa hecha de dulces, trampa de una bruja para atrapar niños. A
esta se han de enfrentar. Los niños no tienen a quién recurrir, se
han de volver adultos rápido y buscar una salida al banquete que la
bruja pretende hacer con estos dos “corderitos”. También la
bruja pretende matarlos, pero al menos ella no disimula.
Con esto acaba el
texto, no nos cuenta el final. Solo una reflexión: contra un enemigo
reconocible es posible luchar, el problema es luchar sin saber quién
es el enemigo.
El título del
artículo es la frase típica del mito, “tenemos que abandonarlos
en el bosque”, frase que dice la madrastra al padre de Hansel y
Gretel. Esa frase se metaforiza, convirtiéndose en un cuchillo que
llega hasta los oídos de Hansel. Este tiene miedo de ser abandonado
por la madrastra y esa frase, entonces, pasa a ser un cuchillo que
llega hasta él, transformándose en una amenaza que se hace palpable
y que se puede tocar. El cuchillo se clava en el pecho de Hansel
cuando oye lo que no esperaba: su padre, aunque triste y acobardado
por lo que va a hacer, acepta la orden del abandono de los niños
hecha por la madrastra. Hansel, al mismo tiempo que siente ese
cuchillo metaforizado clavarse en él, cuenta entre lágrimas a su
hermana Gretel lo que su madrastra va a hacer.
En el segundo párrafo
el padre lleva a sus hijos de la mano al bosque como símbolo de
protección, quienes hacen como que no saben nada. Se adentran en un
bosque escondido liderando una inofensiva excursión con la
madrastra, que planea abandonarlos. Hansel, a escondidas, echa
migajas para saber, así, el camino de vuelta a casa, caracterizado y
metaforizado como “infierno oculto de desamor y cobardía”.
Los pájaros se comen estas migajas, por lo que Hansel y Gretel no saben el camino de vuelta a casa y crece aún más su temor. Es cuando aparece una bruja, que con su crueldad prepara una gran casa con chocolate para así cebar a Hansel y Gretel, para luego matarlos. Lo que no sabe la bruja es que realmente está haciendo más fuertes a Hansel y Gretel, los cuales saben que sí se pueden librar del mal de la bruja enfrentándose a ella, pero jamás podrán luchar y librarse de la traición que su padre les ha hecho.
Los pájaros se comen estas migajas, por lo que Hansel y Gretel no saben el camino de vuelta a casa y crece aún más su temor. Es cuando aparece una bruja, que con su crueldad prepara una gran casa con chocolate para así cebar a Hansel y Gretel, para luego matarlos. Lo que no sabe la bruja es que realmente está haciendo más fuertes a Hansel y Gretel, los cuales saben que sí se pueden librar del mal de la bruja enfrentándose a ella, pero jamás podrán luchar y librarse de la traición que su padre les ha hecho.