viernes, 8 de noviembre de 2013

Circe en La Odisea, en la publicidad y en la poesía

Historia de Circe
En su viaje de vuelta a casa, Ulises y sus compañeros llegaron a la isla de Eea. Como siempre hacían cuando llegaban a una isla desconocida, Ulises mandó a unos cuantos de sus compañeros a explorar la isla para buscar comida y bebida. Los compañeros no volvían. Habían llegado a la casa de Circe, diosa/hechicera y esta los había convertido en cerdos. Solo uno se salvó y volvió con la noticia. Ulises, dejando al resto de los compañeros al cuidado de las naves, se internó en la isla para rescatarlos. En el camino, se le apareció Hermes, quien le proporcionó una planta para evitar el hechizo de Circe. Cuando llegó, la hechicera trató de convertirlo en animal, pero no pudo. Circe se enamoró de él y Ulises, en un primer momento, cedió, pero no pudo evitar el recuerdo de su casa y su deber para con sus hombres y convenció a la hechicera para que los dejara ir.

El anuncio promociona un vino al que se ha denominado “Circe”. Circe era una hechicera y el eslogan que se usa para promocionar el producto es “prueba el hechizo”. En La Odisea, los que probaban el hechizo de Circe se convertían en animales, no eran capaces de escapar a su poder. No es este el hechizo que aquí se propone, sino otro diferente, el hechizo del amor, en el que cayó Ulises, que no se convirtió en animal, que supo saborear el placer sin embriagarse. Circe, el vino, propone eso, un halago de los sentidos y el placer. Es, por lo tanto, una invitación a la bebida de calidad y responsable.


Circe esgrime un argumento
Si regresas, Ulises,
encontrarás allí en Ítaca una mujer cobarde:
Penélope ojerosa
que afanosa y sin saberlo
le teje y le desteje una mortaja
al amor. Ella pretende

aferrarse y aferraros a lo eterno.
Si regresas
hacia un destino más infame aún
que éste que yo te ofrezco

avanzas si vuelves a su encuentro.
Más enemigo del amor y de la vida

que mis venenos
es vuestro matrimonio, vil encierro.

Quédate Ulises: sé un cerdo.

Silvia Ugidos.



Con el título del poema se está aludiendo a un combate dialéctico, Ulises ha dado razones para marcharse y Circe la ofrece razones para quedarse.
Es un poema con métrica irregular, versos heptasílabos, octosílabos y endecasílabos. Hay rima consonante en –e y en –o que se va acentuando a medida que avanza el poema.
Circe es la voz en este poema, un monólogo dramático, de corte feminista, que nos ofrece una visión contemporánea del un mito clásico: Circe, la hechicera, es una mujer independiente, no un ama de casa, como Penélope.
En el poema se alude al carácter tradicional de la mujer, cobarde, contraponiéndolo al de la nueva mujer. Penélope representa la fidelidad y aparece como una mujer ojerosa que teje y desteje no un manto nupcial, sino una mortaja. Circe, en cambio, ofrece a Ulises un destino  distinto. Puede ser un destino infame, pero mejor que el que le espera si regresa. La monotonía de la vida, del matrimonio, es más muerte que la que ella pueda dar con sus venenos. Más le vale ser un cerdo con ella que un muerto en vida con Penélope.

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