jueves, 12 de septiembre de 2013

Análisis de anuncios

La sorpresa es uno de los pilares en los que se asienta la publicidad. Mediante esta intenta atraer la atención del consumidor hacia el producto o marca que anuncia. En un mundo como el nuestro, saturado de reclamos publicitarios que intentan que consumamos cientos de productos, la originalidad de un anuncio, su capacidad de que le prestemos atención, es un elemento muy a tener en cuenta por los anunciantes, que son los que pagan. Los publicista y creativos se enfrentan a la dificultad de llamar nuestra atención y, en esta “guerra” por sobresalir en el maremágnum de anuncios, la sorpresa es un elemento muy a tener en cuenta.
La capacidad de sorprendernos puede llevar a los creativos a plantear sus anuncios con elementos imposibles o aparentemente no relacionados con lo que anuncian. Han de tener cuidado con este hecho, porque la sorpresa no debe confundir al posible cliente. Este debe entender claramente qué se anuncia y, por lo tanto, sea el elemento sorpresa el que sea, al  final, debe quedar claro qué producto o marca se pretende vender.
Muchos de los anuncios visionados en clase presentan un esquema común: el producto pretende ser la solución a un problema que previamente se ha explicitado.
En otros casos se apela a los deseos. ¿Quién no desea que sus hijos tengan una mejor educación que la que uno mismo tiene? La editorial RBA nos pretende vender su enciclopedia apelando a ese sentimiento. Los potenciales compradores, los padres, deberían adquirirla porque es beneficioso para la educación de sus hijos. Pero ese mensaje es probablemente el que usaría cualquier editorial que pretendiera vender una enciclopedia. Se necesita un elemento sorpresa que atraiga la atención sobre el producto en cuestión. Ese elemento son animales que responden en tono jocoso a una voz en “off” que plantea distintas preguntas sobre ellos.


La lucha por la audiencia entre las distintas cadenas radiofónicas centran otros dos de los anuncios vistos. No deja de ser paradógico, en esta ocasión, que se trata de anuncios audiovisuales, es decir, preparados para ser emitidos en cines o televisión, supuestamente medios de comunicación rivales de las emisoras radiofónicas.
La cadena Cope basa su anuncio en su supuesta popularidad. Es una cadena que cada vez escucha más gente y que te acompaña y te hace la vida más llevadera no solo en los buenos momentos, sino también en los malos. Una serie de aparatos de radio “atascados” a la entrada de la ciudad representan precisamente uno de esos momentos nada agradables que los habitantes de las grandes ciudades suelen tener que soportar. Para estos momentos en que nada se puede hacer salvo sobrellevar la situación, la cadena se presenta como la compañía perfecta.


La cadena Onda Cero presenta su anuncio con un ingenioso juego de botellas llenas y vacías. Es el conocido dicho de que una botella puede estar medio llena o medio vacía según como se mire. Es en este “según como se mire” donde Onda Cero hace fuerza. Los demás te contarán su media botella, es decir, su media verdad, Onda Cero te contará “la verdad”.

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